Una
mañana la señora gallina:
-Detective
me han vuelto a robar huevos, ya son 8, esto no puede seguir así
venga pa' mi casa.
-Ya
estoy en camino guau, guau- dijo el perro.
Al
cabo de un cuarto de hora el perro llegó a la casa:
-Ya
estoy aquí-dijo el perro-, tengo un plan para recuperar los huevos.
Ponga usted un huevo y me quedaré vigilando hasta que venga el
ladrón y lo atraparé.
-Vale,
me parece perfecto su plan. Ya he puesto el huevo, ya se puede poner a
vigilar- Dijo la gallina.
Al
cabo de un rato una sombra se acercó al huevo lo cogió
sigilosamente y se fue corriendo.
El
perro salió disparado detrás de la sombra y se recorrió media
ciudad tras el ladrón hasta que este se paró, el perro lo atrapó y
pudo ver quien era. ¡Era la rata apestosa! Dijo el perro:
-¡Oh!
Eres tú, ya estaba sospechando de ti. Ahora llévame a tu casa y
dame los demás huevos, si no lo haces te arrepentirás.
-Vale,
pero te aviso que mi casa huele muy, muy mal y no soportarás el
olor.-Dijo la rata- Ja,ja,ja.
-Vale,
pues pasemos por un chino a comprar unas tenazas.
El
perro se compró las tenazas, se las puso en la nariz y fueron a casa de la rata,
para coger los huevos.
Cuando
llegaron a la casa de la rata esta le entregó los huevos al perro.
El
perro dijo:
-Gracias,
ahora te llevaré a la cárcel y te arrepentirás de haber robado los
huevos. Por cierto, ¿por qué robaste los huevos?
La
rata le contesto:
-Porque
me sentía solo y quería criar pollitos.
El
perro dijo:
-Entiendo,
bueno a ver si en la cárcel encuentras a alguien para no sentirte
solo.
El
perro metió en la cárcel a la rata y se sintió muy solito.
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