lunes, 1 de abril de 2013

EL GUARDA

Érase una vez, un guarda llamado Jack, era un poco especial, porque estaba gordo. Estaba enamorado de Isabela. 
-Ejem... hola.- dijo Jack a Isabela. 
-Hola Jack.- respondió tiernamente ella. 
-Bueno me voy, luego hablamos.- Dijo avergonzado Jack. 
Aparte de Isabela, Jack tenía otras personas importantes en su vida... bueno, concretamente solo una, su hija. Ella estaba muy afectada por el fallecimiento de su madre, la mujer de Jack. 
Al día siguiente, 24 de Diciembre, era víspera de Navidad y Jack volvió a hablarle a Isabela. 
 -Hola.- Dijo Jack timidamente. ¿Qué tal?.- Respondió Isabela. Bien, un poco cansado, hoy el centro comercial tiene mucha actividad.- Respondió Jack con seguridad. -Bueno me voy, que hoy el día será largo.
Jack volvió a huir por su miedo a hablarle a Isabela. 
-Adios Jack, Feliz Navidad.
 -Gracias, igualmente. 
Era hora de cenar y hora de hacer los preparativos de la cena navideña. A Jack por desgracia, le tocaba trabajar por esa noche. 
 - Menudo trabajo tengo. 
Y comenzó a vigilar.









Cuando Jack salió del centro comercial, Isabela lo esperaba fuera. Al día siguiente, Jack dijo nervioso:
-Ejem, hola Isabela, me gustaría invitarte a almorzar.
-Bueno, te recojo en una hora y media.
Jack la recogió pasado el tiempo y después de pasar una velada, tuvo el atrevimiento de invitarla a otra comida:
-Isabela, te llamo mañana a otra cena ¿vale?
-Ok Jack como quieras.
Tras muchas cenas y almuerzos, Jack fue cogiendo confianza con Isabela, hasta que le pidió matrimonio.
-¿Te quieres casar conmigo?
- Sí, Jack.
Finalmente Jack adelgazó y se casó con Isabela. Al cabo de dos meses de casados, ya se podía ver a los hijos de Jack y Isabela correteando por el salón.

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